En estos días santos he tenido largas y profundas conversaciones sobre el noviazgo con una amiga. La cuestión estaba en que después de unos años de relación y con planes posibles de boda, habían decidido darse un tiempo para pensar en su noviazgo. El planteamiento parecía lógico, a medida que son necesarias decisiones más comprometidas y que hay que ir concretando un futuro común surgen las dudas y el miedo. Me comentaba que en el peor de los casos supondría el fin de la relación. Después de la lógica empatía inicial y del apoyo incondicional fundamentado en la amistad, me atreví a sugerirle algunas ideas, que hoy comparto con todos ustedes porque me parece que hablan de condiciones imprescindibles del amor, en cualquiera de sus versiones o manifestaciones. La primera reflexión es evidente, “en el peor de los casos supondrá el final de la relación” ¡nada más lejos de la realidad!. Terminar una relación de noviazgo cuando las cosas no están claras, o no hay un proyecto común o ¡por supuesto! no existe el compromiso y la voluntad firme de amarse para siempre, no es un mal final; es el mejor y el único posible, para el bien de los dos. El sensacionalismo en el que estamos inmersos en estos días eleva las rupturas sentimentales –también en el noviazgo- a momentos de tragedia afectiva; y, aunque entendiendo cierto grado de “dolor”, sólo pueden ser momentos de agradecimiento por evidenciar una situación que era finita. Otra cosa distinta es cuando ya existe un vínculo matrimonial, pero no nos referimos a eso ahora. Pero hay más, el noviazgo es un momento de conocimiento, y como en toda relación humana, hay que ir ganando en confianza y en intimidad. No es fácil abrir la profundidad del alma en la primera conversación, pero hay que ir haciéndolo poco a poco, para poder crecer en el compromiso. Confianza, elemento indispensable para que crezca el amor. Si no me fío de la persona que tengo delante, máxime cuando es la persona elegida para compartir toda una vida, no hay nada que hacer. Hay que fiarse plenamente, sin ningún escollo a la duda, y hay que favorecer la confianza. Y la confianza basada en la seguridad de que la otra persona tiene la voluntad firme de amarnos y de hacernos felices toda la vida. Sin confianza no es posible crecer en el amor. Y luego está la libertad, fundamental también en esto del amor. Somos libres para elegir, aunque nos equivoquemos. Somos libres para estar o para marcharnos en cualquier momento, y eso nos permite amar sin límites. Porque cuando la libertad se condiciona, o se limita por situaciones personales, o por miedos infundados, o por inseguridades, se atrofia y se pervierte, convirtiéndose en un arma de doble filo que a veces esclaviza más de lo que podemos imaginar. Por eso es importante tener esto muy claro en el noviazgo, principalmente, cuando todavía se está en proceso de conocimiento: el otro es libre para marcharse en cualquier momento. Esta absoluta libertad, que genera una lógica intranquilidad y más en las mujeres por su especial sensibilidad, permite tener la certeza de la voluntad de estar y amarse cada día. No son necesarios entonces ningún tipo de condicionamientos ni de presiones para “retener” a la persona amada y el amor puede crecer robusto y sin límites. Confianza y libertad, dos condiciones necesarias para amar. Libertad de elección y de acción, aunque fallemos, perdiendo el miedo a equivocarnos. Y confianza absoluta, que conduce a la voluntad de amar. Mi amiga por su puesto no fue capaz de darse un tiempo. Los tiempos así sólo pueden ser tiempos muertos. Una cierta distancia es a veces necesaria para saber afrontar un problema con serenidad, pero dos personas que proyectan con seriedad una vida en común no pueden darse tiempos. Los problemas hay que solucionarlos cuando se presentan, desde esa libertad y confianza, porque así será luego durante el matrimonio. Aprender a vivir esto ya en el noviazgo es una forma de prepararnos también para el compromiso definitivo; por eso, situaciones así, no pueden terminar mal, sólo pueden tener un final feliz.
sábado, 12 de julio de 2008
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1 comentario:
Muchas gracias.
Muy interesante y cierto.
Me gustó mucho esta frase: "entendiendo cierto grado de “dolor”, sólo pueden ser momentos de agradecimiento por evidenciar una situación que era finita."
Excelente!
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